
La negociación para la renovación del contrato fue lo que lo terminó de alejar de Boca. Primero, porque solamente con Riquelme los vínculos se charlan cuando están casi vencidos. La dirigencia le hizo el primer llamado recién después de su magistral actuación en el anteúltimo partido del torneo pasado. Román se sintió a prueba, como cuando hicieron encuestas sobre su situación. Y con el contrato sobre la mesa, llegó el cambio en las condiciones. El jugador no negoció su sueldo y sólo pidió una garantía de pago para no “seguir perdiendo”. Hasta soportó la cláusula para cobrar los premios que decía que si jugaba menos de 60 minutos, contractualmente, sería como si no hubiese estado en la cancha. Para colmo, Angelici se sentó en la última reunión y le dijo a Bolotnicoff que el plantel estaba molesto debido a que Román no había hecho la pretemporada. Y el Diez se enteró de boca del Cata Díaz, subcapitán, que no era así. Fue la detonación final.
Mientras Angelici decía que era una cuestión económica y que se trataba de un gran esfuerzo del club, Román rechazó una oferta por el triple del dinero que le proponía Boca, de parte del Sport Recife de Brasil. Para terminar de evidenciarlo, Riquelme se quedó hasta las 4 de la mañana del miércoles negociando un vínculo con Argentinos Juniors por un monto 35 por ciento más bajo que el que le daba Boca. Román acordó de palabra su llegada a La Paternal, firmará en las próximas horas y será presentado el domingo a las 17, en el microestadio del club.
Riquelme jugará en Argentinos Juniors porque se sintió querido. Por el asado y la charla de seis horas que tuvo con Claudio Borghi, en la que se puso al tanto de la idea del entrenador. Lo hará por devolverle algo al club que lo formó, por un plantel que promete y por las chances de ser una voz de peso en el proyecto deportivo. También, para salir del ring en el que lo siguen esperando los directivos de Boca.
“Para pelearse tiene que haber dos. Y yo no quiero pelear con nadie”, fue la frase de puertas adentro. Al final, lo que quería el ídolo era correrse del campo de batalla.
El llamado que le confirmó todo a Borghi llegó sobre la madrugada de ayer, casi a las 4.30, luego de la extensa reunión entre Bolotnicoff y el presidente de Argentinos, Luis Segura. Allí le confirmaron que estaba “arreglado de palabra”. Durante el resto del día, los dos protagonistas volvieron a verse las caras en la oficina del representante. Allí terminaron de elaborar el contrato. Román no puso casi ninguna condición y aceptó conforme la idea de volver a jugar al lado de Cristian Ledesma, su compañero en la gloriosa categoría 78 del Bicho . El lunes volverán a entrenarse juntos. “Román es una caja de sorpresas y siempre estuvo esa esperanza nuestra. El club va a tener que hacer un cambio, están todos con los pelos de punta. Yo con Román tengo una relación de mucho respeto y admiración. No soy amigo íntimo. Soy sólo un cercano que se sienta a hablar de fútbol”, blanqueó Claudio Borghi, su nuevo DT.
Riquelme se fue de Boca porque se cansó de todos. Y llegará a Argentinos para volver a sentirse un chico otra vez. El 10 quiere recordar al pibe que desde los polvorientos campitos de Don Torcuato se tomaba el colectivo para ir a entrenar con la camiseta del Bicho . Román se agotó de las peleas y decidió ir a divertirse un poco jugando al fútbol. Algo que, por más aparato de marketing que ostente, Daniel Angelici no podrá ejercer nunca. Riquelme es la pelota. Y un modo de vivir la vida.
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